Sin título: Editorial nu3

Siempre me cuestioné si realmente el neurótico era el que construía la casa en el aire, y el psicótico, el que la habitaba.

Yo era —o soy— una persona que no cumplía con las metas, estándares y expectativas sociales… podría pensarse que era la que habitaba esos castillos en el aire, al soñarlos y quedarme.

Así lo fui… creo yo… de pronto lo soy aún.

Pero la diferencia con esa definición de locura o psicosis es que mi permanencia en la casa construida en el aire no duraba sino el tiempo para confeccionar el regreso terrenal. Sí, claro: el aterrizaje era dramático, frustrante y forzoso.

Pero, ante la caída inminente, brusca y sin paracaídas, me encontré con gente maravillosa. Gente que abrazaba las diferencias, a los que cuestionaban la transparencia del agua… ¡a mí!

Me conocían y sabían perfectamente mi tristeza al sentir y ver la pobreza, el hambre y la miseria que me rodeaba. Y no exactamente carencias de sobrevivencia, sino miseria de alma, de espíritu y de sensibilidad… de no poder abrazar a esos seres que no nacieron con la sábana arropaditos en el frío, la leche tibia y las cuatro paredes de la escuela.

Gente humana que, con su empatía y amor puro, me dio la mano para construir esa casa en la tierra y no quedarme en el aire. Hace veinte años dejé esa “psicosis” para convertirme en una neurótica de tiempo completo, con horas extras bien recompensadas… pero no con billete, sino con ver sembrado —y con frutos constantes— a aquellos que esperaban con ansias poder SER y ESTAR, para poder vivir y reconstruir sus vidas.

Yo creo que no se puede estar completamente sano, exento de dosis de neurosis, para poder vivir en este mundo que nos tocó. Y vivir la vida de Marc Anthony sin conmoverse con el vecino. Me duelen en la piel. Me duelen en mis vísceras. Y ese dolor ajeno es mi dolor, es mi fuerza, mi neurosis, para ir caminando por la vida con la energía, fuerza y motivación de la mano de quienes me acompañan con las mismas sensaciones… pa’ construir patria.

Francis, Pao, mi junta, todo el Team nu3 y mis queridos y solidarios aliados: estamos juntos, construimos progreso. Porque el progreso del otro es mi progreso.

nu3 es mi casa en la tierra, donde esos sueños que hemos construido se han convertido en realidad. Gracias, nu3, por permitirme crecer, ser, estar y compartir.

El camino no ha sido fácil. Ni lo será. ¡Nadie lo dijo!

Esa es mi vida, y es de ustedes. Es nu3.

Es un roller coaster, como me dijeron. Cuando estás arriba puedes ver lo que sucede abajo, y cuando estás abajo puedes soñar, construir y amar libremente.

Mónica Schraer

Presidenta & Fundadora de nu3

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